UNA POSICIÓN QUE REQUIERE DE LOS AMANTES ALGO DE DESTREZA Y EQUILIBRIO, YA QUE ES MUY FÁCIL PERDERLO, PERO EN CUALQUIER CASO, MUY SOCORRIDA PARA ENCUENTROS FORTUITOS.
DOS TORRES
No todo son inconvenientes en esta postura, ya que en encuentros casuales, puede ser de gran utilidad, sobre todo si no se cuenta con ningún apoyo (aunque cualquier elemento como una silla o una pared puede ser de mucha ayuda).
El penetrado puede facilitar a su compañero la acción, si se inclina un poco mostrando el orificio de su ano y dejándolo más accesible, consiguiendo que la penetración sea bastante profunda. Por su parte, el que está penetrando puede sujetar por los hombros o por las caderas a su compañero para aumentar la fuerza de cada embiste.
Tiene el handicap que ambos amantes deben tener alturas semejantes, en caso contrario una escalera o algo donde el más bajo pueda subirse será de gran ayuda.
Si bien es verdad que esta postura no facilita la comunicación entre ambos amantes, también es cierto que aumenta la sensación de posesión de uno y entrega del otro, así como el morbo de la situación.
Si el que domina la situación, agarra los brazos del penetrado, tirando de ellos hacia atrás, dejándolo a su entera disposición y marcando el ritmo de la penetración, la posición pasa a llamarse «el carcelero»