Recientemente un amigo me comentaba que ya no era necesaria la presencia de la bandera arco iris por todos lados, que ya le resultaba algo cansino.
Integración: Como uno más de la sociedad, invisible, mezclado entre toda ella, sin ser nada especial, simplemente uno más.
¿Dónde queda toda la crítica social, la rebeldía, los espacios propios,…? Más que integración creo que eso es domesticación. ¿Queríamos que nos domesticaran, que nos permitieran casarnos, invisibilizarnos, …?, porque creo que eso es lo que está pasando. A pesar de todo por lo que hay que seguir luchando, lo que han conseguido es que dejemos de ser molestos. Incluso renegamos y criticamos el activismo, la visibilidad, los espacios propios. Y alegremente copiamos el discurso homófobo de «ya tenemos todo conseguido», ya no hay por qué seguir luchando. Justo lo que querían.
Con tal de sentirnos acogidos, nos callamos e incluso discriminamos a otros, a cualquiera que haga alarde de pluma, de besarse en público, ir a un local de ambiente, de cruising, o exhibirse en el Orgullo.
Y todo esto me hace recordar a aquel chaval que, para que no se metan con él, se suma al grupo de los abusones y sus costumbres. Mientras otros sean los acosados, él se sentirá tranquilo; pero no estará viviendo su propia vida, sino la vida de otros.