En el festival de cine de Toronto, iniciado en septiembre y considerado la presentación de las películas para la carrera de los Oscars, ha causado grata sorpresa la presentación de la película Moonlight, pequeña obra de un desconocido Barry Jenkins que aborda la vida, en tres actos (infancia, adolescencia y juventud) de Chiron (en adulto Trevante Rhodes), un joven homosexual y negro en el Miami de los años 80, junto a la incomprensión de su madre (Naomie Harris) y su amigo Kevin (André Holland en la versión adulta). Decir que cualquiera de los tres huele a premios secundarios.
La película habla de momentos y decisiones de una época que marca la vida, y en menos de dos horas aborda el racismo, la homofobia, el bullying, las drogas y la salida del armario, pero según aplauden las críticas sin el chirriante cliché que aburre en numerosas películas sobre la homosexualidad y el paso a adulto.
Una obra a tener en cuenta, y esperemos que sea reconocida en la temporada de premios que ya ha comenzado.