Todo el mundo recuerda al ESTUDIO JAPONÉS DE ANIMACIÓN GHIBLI por Miyazaki, Chihiro o Totoro. Sus maravillosas películas nos llevan a mundos de fantasía, en las que llama la atención el protagonismo que cobran los personajes femeninos.
La nominada al Óscar a la mejor película de animación en 2016, El Recuerdo de Marnie, cuenta la relación entre Anna y Marnie, una chica misteriosa que aparece y desaparece. Muchos fans quisieron ver en esta relación un trasfondo lésbico, que desde el estudio no se han esforzado en desmentir. Su propio director, Hiromasa Yonebayashi, la describe como «un personaje andrógino que se encuentra en el momento de transición entre la niñez y la vida adulta». Esto contrasta con los ultracatólicos que enseguida gritan ante cualquier insinuación similar en Disney o Pixar (recordemos el caso de Frozen). En todo caso, se trata de una maravillosa película que la vale la pena recuperar y ver de nuevo “con otros ojos”.