Ya hemos calentado a nuestro compañero, y la lengua nos ha llevado por toda su piel, pero está claro que su erección (y la nuestra) requiere ya otro tratamiento.
En casi cualquier encuentro entre gays, habrá alguien que en algún momento ofrecerá a su pareja hacerle una mamada. No es ni más ni menos que chupar la polla, pero como un acto sexual completo, que puede llevar al orgasmo. Es uno de las formas más socorridas para algo rápido, o cuando hay peligro de ser descubierto. Puede ser una técnica ideal como previo al sexo anal (y en pareja se convierte en un 69).
Modelo: Antonio Lalista
Bien hecha, debe variar tanto el ritmo como la profundidad, teniendo cuidado con los dientes. Se sujeta bien con los labios y mientras tanto, con la lengua se puede estimular el borde del glande. Si el tamaño es demasiado grande, poner una mano en la base del pene puede servir de tope, siendo igualmente importante controlar la respiración mientras se la tiene en la boca. Si se desea, se puede sujetar las caderas del que está siendo “servido” para controlar la profundidad, aunque no podremos garantizar que en alguna de estas nos sorprenda con un “embate profundo”.
Modelo: Krisztian Loft